Quienes Somos

Agrupación Extremeña de Alcorcón, es un colectivo cultural, filantrópico, democrático y sin ánimo de lucro que, basado en la libertad y la justicia, esta abierto a cuantas personas acepten los principios inspiradores de ésta.

Basados en estos principios, sus fines son:

Agrupar a extremeños y simpatizantes residentes en Alcorcón y en la Comunidad Autónoma de Madrid, que sientan, velen, protejan y defiendan todo lo que se relacione con la cultura, la ecología, la educación, el deporte, la sanidad, el voluntariado, y aquellos otros que tiendan a promover el interés general y social, siendo vehículo de solidaridad con los grupos más desprotegidos de la sociedad.
Alcántara

Agrupación Extremeña de AlcorcónC/ La Paz, 4 • 28924 Alcorcón. Tlf.: 91 611 14 07Email: agex.alcorcon[@]gmail.com

Alcántara

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ALCÁNTARA.

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Es un municipio de la provincia de Cáceres, Comunidad de Extremadura, que  distancia 63 km a la capital de la provincia. Su término tiene  una extensión de 552 km2, y en 2015 tenía una población de tan solo 1571 hab., lo que conllevaba una densidad de 2,85 hab./km2, una de las más bajas de Extremadura.

Está situada en la orilla izquierda del río Tajo, en su confluencia con el río Alagón, cerca de Portugal. En otro tiempo fue la capital de la comarca histórica de la “Tierra de Alcántara, y actualmente forma parte de la Mancomunidad Tajo-Salor.

Su nombre proviene del término árabe Al Qantarat, que quiere decir "El Puente" debido al majestuoso puente romano situado en sus inmediaciones, pues fue fundada en época del emperador Trajano y los visigodos la llamaron Oliba.

Además de por el Puente, es conocida por la Orden Militar de Alcántara, así como por ser el lugar de nacimiento de SanPedro de Alcántara, patrón de Extremadura.

A la caída del Antiguo Régimen, la localidad se constituye en municipio constitucional de  la Provincia de Extremadura, Partido Judicial de Alcántara, y que en el censo de 1842 contaba con 780 hogares y 4272 vecinos. Las desamortizaciones provocaron la definitiva ruina de gran parte del patrimonio del municipio, que pasaron a manos de la oligarquía extremeña y principalmente de Madrid. A finales del siglo XXimage002 creció  el término municipal a incorpora el antiguo pueblo de Estorninos

El relieve de su extenso terreno, es por lo general, llano, típico de penillanura cacereña, aunque en las proximidades del Tajo, y ocupando una amplia franja, se hace tortuoso a consecuencia de las fuertes  pendientes producidas por el encajonamiento del río citado, lo que  da  lugar  a las denominadas riveras del Tajo.

El  clima es  de  tipo  mediterráneo. La temperatura media anual es de 14° C. Los inviernos suelen ser suaves y el verano seco y caluroso, con una temperatura media estacional de 22,8° y con  máximas absolutas que pueden llegar alcanzar los 40 grados. La formación vegetal es de bosque mediterráneo,  representado  por  la  encina y  el  alcornoque junto a otras especies que componen el matorral, como la jara, el  cantueso. Etcétera.

 

 

POBLACIÓN.

image003Como se aprecia en el grafico adjunto,  la población de Alcántara  mantiene un proceso algo lento de crecimiento desde principios de siglo XIX hasta 1940. Desde esta fecha sufre una continua pérdida de población hasta 1960, momento en que se produce un importante aumento de los efectivos demográficos, como consecuencia de la demanda de mano de obra para la construcción del embalse del mismo nombre, sumando 5.186 habitantes en 1965. A partir de esta última fecha este municipio padece una notable sangría migratoria que le hace perder más de la mitad de la población  hasta  1981.

Durante  el  quinquenio 1981-85 la población desciende escasamente debido a una baja tasa de natalidad (10 por 1.000), que da lugar a  un crecimiento vegetativo (1,7 por 1.000) poco significativo y al hecho de que el fenómeno migratorio aún persiste, aunque en menor grado que en años anteriores.

En la siguiente gráfica se muestra la evolución demográfica de Alcántara década a década desde 1900 a 2010, de acuerdo con los datos de los censos del Instituto Nacional de Estadística de España:

ARQUEOLOGIA

 image004        En el término de la localidad existen numerosos sepulcros megalíticos de variada tipología y tamaño. A un período más reciente pertenece un poblado fortificado de la Edad del Hierro llamado “Villavieja del Castillejo de la Orden”, situado en un meandro del río Jartín. Consta de un solo recinto cuya muralla de pizarra se conserva perfectamente en algunos tramos. En las proximidades se excavó la necrópolis del mismo, con tumbas de cremación con ajuares cerámicos y armamento fechada hacia el siglo IV a.C. La fecha más reciente de  la vida  del asentamiento viene dada por una inscripción en bronce del 104 a.C. que se refiere a un tratado entre el consejo del poblado y el pueblo romano.    

HISTORIA MEDIAVAL

Durante la dominación musulmana mantuvo una población relativamente estable, que combinaba su dedicación a la ganadería y apicultura con las tareas militares, especialmente de vigilancia

image005Su emplazamiento reunía buenas condiciones defensivas y   permitía controlar el puente romano, uno de los pasos que comunicaba los territorios del Norte y del del Sur del Tajo de la Lusitania, que era utilizado para el desplazamiento de los ejercito y de ganados.

Su carácter defensivo adquirió mayor relevancia cuando los reinos cristianos comenzaron a ocupar la Transierra, los cuales, a partir del siglo XII disputaron a los musulmanes la estratégica fortaleza. En 1143 fue conquistada por el Rey castellano, Alfonso XII, pero poco después se perdió, para volver a ser recuperada por Fernando II en 1166, entregándosela a la Orden Militar de San Julián de Perreo, la cual ante el empuje almohade, no pudo retenerla bajo el dominio cristiano, siendo finalmente conquistada definitivamente en 1213 por Alfonso IX de León.

De nuevo la Villa fue entregada a los caballeros de San Julián en 1218, los cuales trasladaron allí su Convento Mayor y adoptaron el nuevo nombre de la Orden Militar de Alcántara.

Este hecho favoreció el aumento de la población, que ocupaba el recinto fortificado y un arrabal situado al Este protegido por una barbacana. Pero las condiciones de vida de sus habitantes fueron difíciles a lo largo de los siglos  XIV y XV, ya que hubieron de sufrir las consecuencias derivadas de la guerra en reiteradas ocasiones. En la villa se desarrollaron  muchos de los disturbios y luchas en los que participaron los caballeros de la orden, debido a que allí como se ha dicho se encontraba el convento mayor, y durante las guerras castellano-portuguesas de la baja Edad  Media, por su situación fronteriza, fue atacada varias veces por las tropas del reino vecino.

HISTORIA MODERNA

Después de las batallas de Toro (2 de marzo de 1476), sólo quedaba negociar la paz entre los Reyes  Católicos y Alfonso V de Portugal. Para este fin se eligió la Villa de Alcántara como lugar de encuentro, en la que se reunieron doña Isabel y la infanta Beatriz de Portugal, tía de la reina de Castilla y cuñada de Alfonso V.

Aquí se diseñaron los preliminares de la paz y se redactó el tratado, firmado posteriormente el 4 de septiembre del mismo año. Por él, y a tenor de su cláusula principal, Alfonso V y Juana la Beltraneja dejaban de titularse reyes de Castilla y, en reciprocidad, Fernando e Isabel renunciaban a todas sus pretensiones sobre el trono de Portugal.

image006La entrada en la contemporaneidad supuso una paulatina pérdida de importancia de la villa en todos los aspectos, económicos, eclesiásticos, administrativos, demográficos, etcétera. Hasta la extinción de la jurisdicción de las órdenes militares, aceptada sin problemas a diferencia de lo que ocurrió en Llerena, la villa fue cabeza del Priorato de Alcántara (con 42 núcleos de población, 18 de Cáceres, 22 de Badajoz y dos de Salamanca), desde el siglo XIII, lo que dio lugar a constantes pleitos con el Obispo de Caria, en cuya demarcación se localiza Alcántara.

Durante la Guerra de la Independencia, sufrió muchos ataques; en abril de 1809 el general Lapiche entró en la villa, a pesar de la resistencia armada de los propios vecinos de la Villa, incendiándola, debiéndola evacuar enseguida ante la presencia en los alrededores de las fuerzas anglo-españolas. 

La reforma administrativa liberal mantuvo a Alcántara como cabeza de partido judicial, preeminencia que alcanzaría bajo la Restauración en el plano político, al considerarla distrito electoral. Su potencial demográfico conoció un importante descenso entre fines del XVIII, 3.176 hab. en 1787, y comienzos del XIX, 2450 hab. en 1818. Fue recuperándose de manera notoria, aunque con  altibajos, desde  mediados del  XIX: 2.730 en 1845 y 3.527 en 1877, 3.814 hab. en 1887 y 3.224 en 1897.

PATRIMONIO.

Puente Romano.

El puente romano de Alcántara, se encuentra situado a unos 400 mts. al norte de la población, en la carretera que actualmente conduce a Portugal, salvando el paso del rio Tajo.

image007Antiguamente se encontraba en la antigua vía romana que comunicaba a Norba con el noroeste de Portugal, enlazando la Beira Alta con dos importantes vías como eran la Vía de la Plata y la Vía de Lisboa a Braga.

El puente de construyo con el fin de poner en contacto los diversos municipios que habitaban el norte del Tajo con la región del Sur, siendo estos municipios, cuyos nombres constan en una inscripción en el propio puente, los que sufragaron su construcción.

Fue pues el puente de Alcántara una obra comunal  y no estuvo  adscrito a ningún  núcleo de población.   No es hasta  el siglo  XII que los musulmanes fundan en su aledaño los principios de un poblado, cuando recibe la denominación de Al-Qantarat, “El  Puente”, sin necesidad de más apelativos.

Efectivamente,  el  puente  de Alcántara, grandioso, y regido equilibradamente  por la técnica y la estética, es el puente por definición, destacado  en el conjunto de todos los puentes  romanos y admirado  por todos  los cronistas, viajeros y estudiosos  que  han  dejado su elogioso  testimonio  desde la  Edad Media hasta nuestros días.

image008El puente  se elevó en el lugar elegido por sus condiciones,  en  un trecho en el que el cauce del Tajo presenta un gran estrechamiento,  y se comprendía entre dos recodos que aminoraban  la fuerza del caudal.  En contrapartida,   la crecida  del agua en este cañón, cuando  las avenidas eran grandes, alcanzaba un alto nivel,  que debió superarse con la construcción de un puente de elevación poco común.  Mide 58, 20 m.  de altura, siendo su longitud  de 194  m.  Existen fotografías en las que consta la altura del nivel del agua hasta la zona  media  de las  bóvedas,  aparte  de los testimonios populares que recuerdan el desbordamiento del río por encima de los pretiles del puente.

Dadas estas condiciones, el puente adquirió la fisionomía adecuada,  dentro  del marco de una ingeniería avanzada en recursos, como corresponde   a la etapa  del siglo  II en la que se documenta la obra.

El  puente  consta de seis arcos sostenidos por cinco pilas, apoyando  los arcos extremos directamente  sobre  la roca.  Los soportes  se distribuyeron con gran distanciamiento,  de manera que solamente dos de ellos penetran en la madre del río, quedando así, durante el estiaje,  preservadas del agua las restantes pilas, lo que  ha contribuido al buen mantenimiento del puente.  Estas dos pilas se cimentaron sin dificultad sobre  las formaciones  pizarrosas del lecho  del  río, como se pudo comprobar al desviarse el cauce del mismo para construir  la presa  del  pantano  de Alcántara que se encuentra a poca distancia del mismo.

Las pilas son sólidos apoyaderos recubiertos con grandes sillares  almohadillados.  que siguen una distribución rectangular y se recortan como en el paramento del puente con las  mismas dimensiones  proporcionales.

image009En planta, los tres pilares centrales son rectangulares, sobresaliendo notablemente en la vertiente de aguas abajo y con corte triangulares en agua de arriba. Hecho que se repite en los dos restante.

Sobre las pilas cabalgan los arcos que son de medio punto y con distintas proporciones, y en toda la altura de los tímpanos se prolonga la sección de la pila con menores dimensiones, lo que contribuye a marcar un sentido de verticalidad de la fábrica, acentuado por la construcción de un arco honorifico de 14 mts. de altura que se dispuso posteriormente en la mitad del puente sobre el pilar central.

Marca esta línea el eje de su composición. Los dos arcos mayores miden 28,80 mts. y 27,40 mts. de luz respectivamente,  los colaterales miden 21,40 mts y los de los extremos 13,80 mts. Medidas no simétricas, pero necesarias para adaptarse al terreno.

La apertura de los vanos centrales alcanza la máxima de luz conocida en los puentes romanos, a excepción del el de Narni, que tiene 32 mts, pero actualmente se encuentra desplomado. Aunque los arcos del puente de Alcántara han sufrido daños intencionados provocados por el hombre con motivos de las diferentes guerras, nunca lo han sufrido con motivo de su construcción y el paso del tiempo.

El puente debió pervivir intacto hasta el siglo XIII, cuando el avance de la  reconquista  en esta región, sufriera las primeras destrucciones que, sucesivamente, irían incidiendo sobre él hasta el siglo pasado.  Cuando Alfonso IX tomó definitivamente Alcántara, el puente al parecer quedó roto, no se sabe si por acción de los cristianos o de los  musulmanes.  Posteriormente, en  las luchas sucesivas entre Castilla   y Portugal, Alcántara fue  un importante punto de fricción. Se documenta, como dato significativo la consideración  del  puente,  que estando cercada  la  villa  por los portugueses en tiempos de los Reyes Católicos, el rey Alfonso V,  sabiendo que Alcántara  iba  a  cortar  el puente, levantó el cerco porque "no quería  el reino de Castilla con  aquel  edificio menos".

image010La  primera  reconstrucción se  hizo bajo el gobierno de Carlos V y las obras  están  bien documentadas. Fueron reparados los destrozos de la fábrica, y el puente, que había constituido  una auténtica  fortaleza  en la  Edad Media,  se  limpió de construcciones  militares restituyéndosele  su  función.  Las obras  se  llevaron  a cabo por el  maestro  Martín López entre 1532 y 1543, siendo supervisadas por los grandes arquitectos Pedro de Ibarra y Esteban de Lezcano; aún  en el  siglo  XVI se efectúa una segunda reforma, adjudicada a Diego de Castañeda, que finalizaron Pedro de Villegas y Sebastián de Aguirre en 1577. Como conmemoración de la  restauración   de Carlos V,  se dispusieron en el arco honorífico del puente tres inscripciones, situadas en las jambas, y un escudo imperial en el frente sur del arco bajo las almenas de coronamientos, que son obra también de este momento.

De nuevo en el siglo XVIII, cuando estalló la  Guerra  de Sucesión,  Alcántara fue punto afectado en las luchas entre España y Portugal. Cuando los portugueses  se  retiraron de Alcántara, trataron de volar sin éxito el segundo arco de la  orilla  derecha, afectando la explosión  a los  paramento    del  arco que en parte se cayeron.En la guerra de la Independencia para impedir al paso de las tropas francesas por Alcántara, los aliados destruyeron el segundo arco de la orilla derecha en 1809. Y así se mantuvo el puente, con un enlace de madera hasta que a mediados del siglo XIX, que se llevó acabo la definitiva restauración.

Partió la propuesta de su restauración de la Real Academia de la Historia que encargo el trabajo al Cuerpo de Ingeniero de Caminos, actuando como director de la obra D. Alejandro Millán. Fue construido el arco que había sido volado, se consolido la fábrica, se volvió a montar el arco honorifico en su lugar, se pavimento la calzada y se construyeron las explanadas que hoy existen en los laterales del puente.

Con el motivo de la citada restauración se puso una nueva lapida, que recogía la primitiva donde aparecían los pueblos que participaron en la construcción primitiva del puente.

Igualmente el arco volvió a completar su significación recogiendo los documentos memorables de la historia del puente. Ya que el mismo desde su construcción era un arco honorifico que entre otras cosas recogía la dedicación del puente al Emperador Trajano y el nombre de los municipios que los construyeron.

 image012La inscripción dedicatoria que se repite en cada frontispicio del arco dice: “Al Emperador Cesar, hijo de Nerva, Trajano, Augusto, Germanico, Dacico pontífice máximo, con la VIII potestad  tribunicia, emperador  por V vez, cónsul por V vez,  padre de la patria", la inscripción tiene el valor de fijar la fecha  de construcción  del puente  entre los años 103 y 104 d. C. Sin embargo, en el último estudio  de Liz Guiral se adelantan  las fechas del inicio de la construcción hasta el año 75.

De las  inscripciones  de los municipios constructores sólo queda la que, ilegible, se sitúa en el interior del arco. Su contenido  lo conocemos  por manuscritos que la  copiaron en épocas  pasadas.  En origen se encontraba en el frente de una de las jambas y es posible que se complementara  con otras tres inscripciones cuyo contenido,  aunque se ignora,  tal vez  prolongara  la lista de los municipios  o repitiera el contenido de la que se conoce.

Aparte del arco, a la entrada del puente desde Alcántara existe un edificio que tiene también un gran valor documental. Se trata de un templete de planta  rectangular,  que está hecho totalmente en piedra,  incluida la cubierta a dos vertientes. Tiene dos columnas toscanas en la fachada y al interior presenta restos que  parecen indicar una  división interna  de espacios,  como una pronaos  y una naos.

Sobre la puerta del mismo existe una inscripción elaborada   en los siglos XVII y XIX, sobre el contenido de la inscripción original, que tiene el gran interés de transmitirnos el nombre del arquitecto del puente, que dedicó también el templete.

Se abre esta inscripción con una dedicatoria a Trajano,  y a  continuación   se desarrolla un epigrama, en el que de nuevo se alude a la dedicación del templo  al Emperador  y también a los dioses Romuleos, que se inicia con las siguientes  consideraciones:  "... quizá  la curiosidad de los viajeros, cuyo cuidado  es saber  cosas nuevas, se pregunten  quién lo hizo (el puente)  y con qué intención.  “El puente, destinado a durar por siempre en los siglos del mundo, lo hizo Lacer, famoso por su divino arte...".

La frase  puede  resultar  pretenciosa,   pero el puente ahí está, realmente magnífico por su concepción  de técnica y arte, y vigente hasta la actualidad,  a pesar  de las reformas que  no han alterado la esencia de su primera estructura.  De Lacer, sin embargo, nada más se sabe. Al  final del epigrama, en una línea independiente,  se encuentra su nombre completo (G)aius I(ulius) Lacer, que no ha vuelto a aparecer en ningún otro documento.

Convento de San Benito.

image014Con motivo, del traslado de la Orden de Caballería San Julián de Perero a la Villa de Alcántara, tomado como nombre el de la “Orden de Alcántara”, fue erigido en la villa el Convento o centro  administrativo y religioso de la Orden, utilizando entonces la fortaleza  musulmana,  la  cual  fue  ampliada   y  reformada con otras instalaciones militares, ya de factura cristiana, contando asimismo con la adición de diversas dependencias residenciales y religiosas.

Este emplazamiento persistió durante  toda la Edad Media, si bien a finales del siglo XV se acusaba su deficiente estado de conservación y la  incapacidad   para  albergar  las complejas dependencias que necesitaba  la Orden.  Por ello, bajo la administración de la Orden por parte de  los Reyes Católicos, se acometió la construcción de un nuevo convento en las afueras  de  la villa, tarea  en  la que intervino el maestro de cantería  broceño, Bartolomé  Pelayos desde 1495 hasta 1502 ó 1503, ayudado, entre otros,  por Pedro de Larrea, Juan  Vázquez de Benavente,  Alonso de Jaén,  Luis Moreno  y Juan de Talavera. Avanzada la obra, pronto se vio, sin embargo, que la ubicación de los nuevos edificios originaría más  dificultades  que beneficios, de modo que se ordenó la paralización de los trabajos y se instó a las autoridades alcantarinas  para  que  buscara una nueva localización y se realizaran los proyectos adecuados.

En el Capítulo  de  la Orden celebrado en Medina del Campo en 1504, se acordó construir un nuevo convento dentro  de la villa. Se encargó  para ello a Pedro  de  Larrea  que  realizara los proyectos; que fueron  presentados  en diciembre de 1505 y, recibido el beneplácito  real en la primavera de 1506, comenzaron las obras bajo la dirección  de dicho artífice con el cargo de Maestro  Mayor,  que ostentaría hasta 1518. Debió levantar Larrea la mayor parte del edificio conventual. Un período escasamente documentado sigue a la época  de Larrea, probablemente sin obras de especial  relevancia  en el conjunto, hasta la incorporación de Pedro de Ybarra –en 1544 ó 1545- como  Maestro Mayor,  cargo que ocupará  hasta su fallecimiento en 1570. La tarea  de  Ybarra  es  inmensa ,   presentando trazas y condiciones  para numerosos  edificios religiosos, civiles y militares en  la  jurisdicción de la Orden aunque,  evidentemente, su  principal ocupación  giraría en torno a la construcción del  complejo arquitectónico  que ahora nos ocupa;  de ahí la frecuencia  de citarse como  Maestro  Mayor del  Convento  de  San Benito,  alternando  con  el  título  de  Maestro Mayor  de  la  Orden   de  Alcántara.  Con Ybarra trabajaron en San Benito los más notables artífices de la región, siendo de destacar las colaboraciones de Pedro Marquina, Guillén Ferrant, Hernando Moreno, Sebastián de Aguine, etc.

image015La labor de Ybarra fue la erección del templo -inconcluso- y de las dependencias  palaciegas de la hospedería. Sebastián de Aguirre, su ayudante  y sucesor  en  el cargo de  Maestro Mayor, siguió  los  proyectos  hasta su  fallecimiento en 1575, cuando  el complejo arquitectónico se dio por concluido o definitivamente paralizado. A partir de esa fecha, y aunque se constata  la  presencia  ocasional  de canteros notables como Juan Bravo y Gaspar López (hijo), la actividad constructiva es mínima, centrándose  tan sólo en urgentes obras de cerramiento en lugar de los importantes trabajos pendientes de realización en la fachada occidental de la iglesia y en el desarrollo longitudinal de sus naves.

El conjunto  arquitectónico  de  San Benito se compone del convento,  con distintas dependencias en torno al claustro central, la hospedería, con rasgos arquitectónicos palaciegos, y una monumental iglesia que no llegó a concluirse. El convento  debió  acometerse  en  la fase inicial, desde  los primeros años del siglo XVI, en respuesta  a la  necesidad  de  trasladar las instalaciones y freyres a un  nuevo emplazamiento, en sustitución del insuficiente y deteriorado convento viejo.

Es en esta parte donde es donde  mejor pueden  contemplarse los elementos de tradición gótica cuya aplicación persiste durante los primeros años del siglo XVI.

image016Las dependencias  conventuales  se  organizan alrededor  del claustro central. Este es de  planta cuadrada,  con dos  pisos.  La galería inferior se abre al patio con arcos rebajados, descansando sobre  podio corrido; se cubre con atractiva bóveda de crucería sencilla y en claves los emblemas de los Reyes Católicos,  todo fabricado íntegramente de sillería.  En la galería  alta  los  vanos  son de medio  punto,  también graníticos, de menores proporciones  y en  doble  número  respecto  a lo  inferiores.

En el piso de la galería inferior del claustro aún se conservan numerosas inscripciones funerarias que testifican la función  sepulcral de la misma, donde  reposan distintos freyres y caballeros de la Orden.

Una  espaciosa  escalera  de tramos rectos, cuya caja se cubre con atractiva y ágil bóveda de crucería, se sitúa en el flanco oriental del claustro,  permitiendo  la comunicación de sus distintos pisos.

También en este lado se emplaza la capilla  del Comendador Villasayas, acabada en 1537,  adosada  y en la misma línea  que  la sacristía y, como aquélla, cubierta con bóveda de crucería.

El lavatorio   se emplaza en el ángulo oriental;  es de pequeñas proporciones,  y frente  a él, en el ala septentrional,  el refectorio, muy castigado por el tiempo, restaurado recientemente,  y  que según Torres y Tapia se cubría con  una  bóveda extraordinariamente rebajada, casi plana.

En su conjunto,  el resto de las dependencias conventuales han sufrido importantes deterioros  y transformaciones, además del general abandono en que se vio sumido  el complejo arquitectónico durante la mayor parte del siglo XIX. Todo ello ha sido no hace mucho tiempo restaurado, ocupando su interior, actualmente,  modernas  instalaciones de tipo residencial.

image018La hospedería   se alza en el ángulo nororiental, dando  frente  a levante  en su mayor parte. En la misma se emplazaban los pabellones  utilizados como  albergue  de  las dignidades  y demás  caballeros  de  La Orden que por distintas razones acudían al convento y sede central alcantarina. Sus dependencias  fueron parcialmente destruidas  a causa  de los distintos conflictos bélicos,  habiéndose concluido recientemente la restauración  de sus múltiples desperfectos.

Sin duda alguna,  lo  más  atractivo  es  la bella galería abierta al exterior, exponente  de la más refinada arquitectura renacentista palaciega del siglo XVI. Esta  se configura  en tres pisos de altura decreciente, el inferior con arcos rebajados, de medio punto en el segundo  y adintelado  el último.  En los  extremos  flanquean  la galería de levante sendos cubos o torrecillas cilíndricas, con  remate cónico  y pináculo la  septentrional y casquete semiesférico con flamero la otra. En sus paramentos se destacan los escudos de Carlos V, Felipe II, Orden de Alcántara, y de  dignidades alcantarinas que  impulsaron la obra.

La  iglesia ocupa en el conjunto los flancos de levante y mediodía. Toda ella se construyó íntegramente de sillería bien escuadrada, lo que, junto a sus grandes proporciones, espaciosos volúmenes  y variado  repertorio ornamental,  permiten su catalogación como  obra de apreciable  notoriedad,  pese a no haber sido  concluida,  quedando sin desarrollo el lado occidental.

Es una  iglesia con tres naves de igual altura, muy elevadas, de la que tan sólo se realizaron dos  de sus tramos.  En la cabecera se disponen tres ábsides, coincidentes con cada una ele las naves.  Además, se completa  el edificio  con  la sacristía   y la  capilla  de Bravo de Jerez,  añadidas  en  los  flancos del  primer  tramo, a modo de crucero.

image019El templo es recorrido en su interior por una cornisa dispuesta en lo alto de sus paramentos, encima de la cual, y a lo largo del todo el edificio, se abre una sucesión de ventanas que posibilitan su intensa iluminación. La citada  cornisa señala el arranque de la cubierta.

Todas las bóvedas del templo conventual son de crucería  estrellada,  de complejo  y variado trazado,  descansando sus nervios sobre  ménsulas  y voluminosos  pilares, siendo la plementería  también de sillería, como todo el edificio.

Es característica   la  voluminosa   cabecera formada por los tres ábsides ya citados, ochavado  el  central  y semicilíndricos los laterales. El  primero se constituye como  capilla mayor, ocupando  un lugar preferente el escudo  imperial  de Carlos  V,  tanto  en  el  interior como en sus muros exteriores.

Los ábsides flanqueantes se corresponden con dos capillas gemelas fundadas por los comendadores D. Diego de Santillán, y  D. Nicolás de Ovando, en el de la epístola. Ambas  se decoran interiormente con un friso  corrido dispuesto  a media altura, donde se representa una  atractiva labra plateresca con motivos mitológicos en altorrelieve; cobijan los sepulcros y enterramientos de sus respectivos fundadores, con las correspondientes laudas e inscripciones funerarias; asimismo, son especialmente notorios los escudos y blasones heráldicos de sus nobles  promotores. En el fondo de cada una de éstas se alzan sus respectivos retablos de cantería, constituidos con un arco  ciego  flanqueado   por  columnas  y medallones en las enjutas, con los bustos de San  Pedro   y San  Pablo,   en  la capilla  de  Santillán, y Santa Bárbara y Santa Catalina, en la de Ovando; se completan ambos retablos con sendas hornacinas ricamente decoradas conforme al gusto renacentista.

Datan estas capillas de mediados del siglo XVI.  Según documentación  del Archivo Histórico Nacional ya estudiada  por Mélida, la capilla de Ovando fue tasada en 1551 por el entonces  Maestro Mayor de la Orden  de Alcántara, Pedro de Ybarra, acompañado por los maestros canteros Hernando Moreno y Gaspar  López, quienes  señalan  que la obra duró cinco años.

Apreciable interés posee la capilla cuadrangular que se adosa en el brazo del crucero, en el lado de la epístola. Fue dotada por D. Antonio Bravo de Jerez, Comendador de Piedrabuena  y Gobernador  del Partido de Alcántara durante la primera mitad del siglo XVI.  En la misma, además de las armas del Comendador, se presenta la  inscripción  alusiva a la autoría de la obra a cargo de Pedro de Ybarra así como su datación a  mediados del siglo  XVI. En el extremo opuesto se emplaza la sacristía y saliendo  de ella, una espaciosa  escalera de caracol que permite el acceso  al coro alto. En este lado se abre una puerta que da acceso al claustro y más dependencias del convento.

De las distintas obras de arte que se encontraban en su interior y que fueron dispersadas tras la desamortización, aún pueden contemplarse en la Iglesia de Santa María de Almocóvar, de la localidad, el sepulcro y estatua yacente del Comendador Bravo de Jerez, así como unas tablas del Divino Morales pertenecientes a los últimos retablos de la iglesia conventual.

Declarado el conjunto,   Monumento  Nacional el 16 de marzo de 1914,  el  convento fue adquirido y restaurado en 1961 por Hidroeléctrica Española con ocasión de las obras  del Salto y de  la  Central  Hidroeléctrica  situados en las proximidades de  Alcántara,  cerca del puente romano.  Posteriormente fue aportada  como sede  de  la Fundación  San Benito de Alcántara, constituida en  mayo  del 1985.  En 1982 se construyó, al exterior de la fachada oriental el claustro, un moderno anfiteatro en el que se viene desarrollando anualmente un festival de teatro clásico español.

Iglesia parroquial de Santa María de Almocóvar.

Está  situada la  parroquia   de Nuestra Señora de Almocóvar, en la antigua plaza  mayor  de  la localidad. Al parecer,   tras la  image020reconquista   de la  población, la adaptación  de una mezquita fue suficiente para el culto cristiano; sin embargo, poco después,  cuando se establece la Orden en Alcántara, se inició la construcción de  un nuevo templo, siendo maestre de la Orden D. García Fernández (1254-1284), quien finalizó la construcción, según nos dice Torres Tapia basándose en una inscripción que había en la capilla mayor,  en 1281.  Sin embargo este templo, que en otra época fue lugar de enterramiento de numerosos  miembros de la Orden, sufrirá notables transformaciones en el siglo XVI y sobre  todo, en el XVII.

El templo  original era románico,  construido de sillería. Constaba  de tres naves separadas por cuatro arcos sobre pilares cruciformes; la central  era  más  ancha  y elevada  que las laterales  y estaban  cubiertas  por techos de madera.  Las naves  laterales  remataban  en muros rectos, mientras que la central lo hacía en presbiterio formado por dos tramos rectos y remate semicircular, estos últimos separados por arcos fajones y cubiertos por bóveda. Se conserva de la fábrica original la caja de los muros de las naves, así como las portadas; a través de ella podemos observar que se trataba de una magnífica obra, de amplias proporciones y con buen tratamiento en su ejecución.

A lo largo del siglo XVI se plantean algunas obras en el templo que luego no llegaron  a efectuarse, o al menos no quedan restos; así en 1542 se remata la construcción de una sacristía y hacia la mitad del siglo, se encarga al maestro de la Orden, Pedro de Ybarra, la edificación de una nueva capilla mayor, pero la obra no llegó a concluirse.

Nuevas empresas  constructivas tuvieron lugar en los últimos  años  del siglo XVI y primer tercio del XVII,  período  al que responden  la actual capilla mayor, la sacristía y la transformación de la nave del templo, convirtiéndose en una sola con tres tramos cubiertos por medio cañón con lunetos; a estas fechas responden también el coro y la parte superior de la torre.

Gran parte de los muros exteriores del edificio aparecen  realizados  con sillares,  bien escuadrados  y de gran tamaño en la cabecera y sacristía, más pequeños  en la torre, fachada occidental y portadas de los lados Norte y Sur, mientras que  los muros de estos lados están hechos en mampostería.

La fachada de los pies es un buen ejemplo del protagónico alto-extremeño, que cuenta con interesantes obras en Región. El muro  del  hastía está formado sillares graníticos y remata a dos lados. Por la  disposición  de algunos elementos en la fachada se adivina cómo sería el anterior,  como son los dos estribos que indican   la situación  de las arquerías  que  forman   tres naves.  Las laterales estaban  unidas por unas ventanitas que hoy se conservan tapiadas; son abocinadas, con arco de  medio punto que apoya en impostas acanaladas bajo las que se encuentran  columnillas con  capiteles decorados  por elementos  vegetales. La  nave principal está marcada  por su portada;  es saliente y acodillada con arco de medio punto. Entre las jambas baquetonadas se encuentran  columnas decoradas  con elementos vegetales; las arquivoltas llevan decoración de  puntas de diamante,  baquetones y arquillos ciegos túmidos; sobre la portada se encuentra un gran óculo algo abocinado ornamentado con baquetones.

 image021Las portadas que se abren en los muros laterales del templo son algo más sencillas, pero siguen las líneas generales de la de los pies. La situada   en el muro sur está  también algo adelantada del muro; es acodillada, con baquetones en los ángulos de las jambas, que rematan en sencilla imposta moldurada y acanalada, sobre  las que apoyan  las arquivoltas que están decoradas,  a excepción  de la exterior que lleva puntas de diamante, por la combinación de molduras cóncavas y convexas.

La puerta del lado del evangelio es bastante más sencilla; compuesta  por un arco apuntado,  en cuyos lados aparece una decoración de puntas de diamante; apoya el arco en imposta moldurada que va  sobre jamba  lisa.  En el remate de ambos muros se conservan  canecillos y gárgolas con elementos vegetales, animales y cabezas humanas.

La cabecera  es cuadrada,  realizada  en sillares regulares; contiene pilastras angulares y en el frente oeste se encuentra un templete con la imagen de la Virgen. La torre  aparece  en la actualidad con cuatro cuerpos,  más estrecho  y alto  el  inferior probablemente  es el único que resta de la primitiva obra  y tiene en el frente sur una ventana saetera  que ilumina  la escalera.  Los tres cuerpos superiores,  también con sillares pero de distinta  proporción  que los del cuerpo bajo, están separados  por una moldura saliente. Tienen planta rectangular y en los cuerpos superiores llevaba dos vanos de medio punto en los lados mayores  y  uno en el  frente menor; hoy tan sólo permanecen  abiertos los del último cuerpo.

La capilla mayor es cuadrada;  tiene  arco  toral de medio  punto  y se cubre con falsa bóveda de crucería. En el lado del evangelio se encuentra  una  capilla  por  la que se accede   a  la sacristía;  se trata  de un espacio rectangular cubierto por medio cajón con lunetos.

En el lado de la epístola, bajo  la torre.  está la capilla  bautismal; en  ella destaca  la inscripción:  "AÑO DE 1499/  E N  DICHO   A ÑO  SE CRISTIANO / NUESTRO  SA NTO  PATRO N/ PEDRO  DE ALCANTARA/ 1851".

image022 En su interior se conservan algunas piezas de interés procedentes del Convento de San Benito; sin duda, lo más notable es el sepulcro del comendador Antonio Bravo de Jerez, que se encuentra a los pies del templo. Es una magnífica pieza en alabastro; aunque se desconoce su autor, no así su fecha, ya que en la obra aparece el año "1564".

Es un sepulcro destinado a la capilla del comendador de Piedrabuena, construido expresamente para ello en la conventual de San Benito.

El sepulcro está guardado por inquietos leones, seis en total, esperando el día de la resurrección.   Los frentes  de la  urna están decorados por medallones, dos en los lados mayores con las figuras de los cuatro evangelistas, mientras que en los frentes menores se representa   a San Agustín y San Gregorio.  La parte superior está recorrida por una banda con elementos renacentistas a base de tallos, cartelas, etc. En los ángulos del arca se han colocado animales fantásticos; son águilas, cuyas cabezas se han sustituido por volutas. Sobre la urna aparece el comendador yacente con traje militar; a sus pies se encuentra el yelmo y los guantes en uno de sus lados y, en el otro, un paje. Es una obra de fina ejecución, con los detalles magníficamente realizados.

Procedentes también del Convento de San Benito son cinco tablas del Divino Morales que se encuentran en la sacristía; representan a Jesús Resucitado, San Juan,  y San Pablo. Sin embargo, la de mejor calidad es una pequeña  tabla de la Virgen con el Niño, similar a la que se encuentra en el Museo del Prado.

 image023Igualmente conserva el templo algunas imágenes barrocas, varios crucificados, un Cristo yacente de los siglos XVII y XVIII.  El retablo  Mayor es también barroco,  de hacia 1720; tiene un cuerpo con tres calles separadas por columnas salomónicas con racimos y hojas de vid; en el remate se encuentra un óleo que representa a San Pedro de Alcántara, obra moderna  realizada en 1942 por Indalecio  Fernández  Vallejo.

En la Plaza de San Pedro, entre la fachada de la iglesia y la cabecera de la iglesia de San Pedro, se encuentra el moderno monumento dedicado a San Pedro de Alcántara. Erigido por suscripción popular, es una estatua en bronce de grandes dimensiones realizada en 1976 por el escultor conquense José Navarro Gabaldón, y fundida en Madrid por Godina Hermanos.

ARQUITECTURA RELIGIOSAS. Además de las dos anteriormente expuestas, tenemos:

Iglesia de San Pedro de Alcántara, del siglo XVII, se levanta en el lugar donde en otro tiempo estuvo la casa natal del santo.

Iglesia de la Encarnación, también llamada la 'Encarnación Antigua', del siglo XV, aunque de esa época sólo se conservan la portada, el ventanal y las bóvedas de crucería. Fue construida dentro del antiguo alcazár, y era la parroquial de la villa amurallada.

image024Convento del Sancti Spíritu. Junto a la antigua parroquia de la Encarnación, fue el convento habitado por las Monjas Comendadoras de la Orden de Alcántara; está en ruinas.

Capilla de Nuestra Señora de los Remedios, del siglo XVIII, perteneció al convento de las franciscanas terciarias.

Capilla de la Soledad, en el barrio judío, se construyó en el siglo XIV y se reformó en el siglo XVIII. Se piensa que hasta 1492 se usó como sinagoga.

Capilla de San Antón, del siglo XIII. Formó parte de una antigua enfermería franciscana.

Capilla de la Piedad, parte del Hospital de la Piedad, construida en el siglo XVI; esta ahora integrada en la Biblioteca Municipal.

Ermita de Nuestra Señora de las Angustias, en el casco histórico. Es de propiedad privada.

Ermita de la Encarnación, a veces conocida como la 'Encarnación Nueva', queda junto a la Plaza de la Corredera; es de finales del siglo XVI, y fue muy remodelada en el siglo XVII.

Convento de San Bartolomé, construido en 1478 al noreste de la villa, fueras de las murallas. Entre 1493 y 1835 fue convento franciscano, y en 1496 se instaló ahí una fábrica harinera. Actualmente se está rehabilitando para usarlo como hospedería de turismo.

Ermita de Nuestra Señora de los Hitos, 3 km al sureste, más allá del cementerio. Existía ya en el siglo XIV. Tras destruirse en la Guerra de Sucesión Española, se reedificó en 1768.

ARQUITECTURA CIVIL.

Desde mediados del siglo XIII comienzan a ocupar la zona una serie de familias nobles procedentes del norte de la Península, de Salamanca, León y Galicia, principalmente.  Estarán la mayoría vinculadas a la  Orden Militar y además obtendrán importantes territorios image026destinados sobre  todo  a la ganadería.  Estas familias construirán sus casas solariegas.  El solar significa a la vez el linaje y el  lugar concreto  donde se han establecido,  donde tienen sus  actividades y donde   poseen  su  patrimonio. Las  realizarán con los mismos  materiales empleados en la arquitectura  popular,  mampostería  de  pizarra , ladrillos  y grandes piedras de  granito . Pero serán mucho más espaciosas,  con patios y galerías adinteladas sobre columnas, como corresponde  a la  expansión  arquitectónica  de lo salmantino  hacia el sur. Siempre  tienen fascinantes chimeneas  de ladrillo  y blasones con escudos  planos  en  granito,  que  la mayoría  de  las veces están  colocados encima  de la entrada principal.  Posteriormente,  en  el  siglo XVI, el sillar, las grandes  puertas y los  balcones reemplazarán a materiales y formas antiguas.

Casas solariegas como la de los Pacheco, los Barrante Maldonado o los Perero se reconocen como las más antiguas de la población, aunque sufran remodelaciones en los siglos XVI y XVII.

En la plaza de La Corredera se localizan tres de los palacios más llamativos:  La Casa de los Topete es construida, o al menos muy remodelada, durante el Renacimiento, por uno de los linajes más antiguos.  Los Topete  se  instalaron en Alcántara en el  momento  de su reconquista , en  la cual  participa Fernán  Sánchez, conquistador  de la  villa. Esta familia está vinculada al Condado de Canilleros, al Condado de  la  Torre de  Mayoralgo y al Ducado de Noblejas, entre  otros.  A fines del siglo  XIX, el palacio pasó  a  pertenecer  a  D. Antonio  Villarroel  Villegas,  quien  lo  donó  al  obispado de Coria para la fundación de un colegio de religiosas dominicas.

Con estructura de casa-fortaleza, destaca en su exterior una torre rematada en flaineros renacentista. Su  fachada,   de  sillería granítica, ofrece una puerta adovelada y de medio punto enmarcada,  a modo de alfiz, por unas columnillas adosadas  de tradición gótica que atraviesan todo el primer piso (las formas se parecen a la casa de los Becerra de Cáceres).  En las enjutas aparecen   los escudos,  ligeramente  cóncavos  y con la parte superior delimitada por dos curvas que se unen en el  centro.  Sobre  la clave de la puerta se abre una ventana adintelada recorrida por casetones ornados con rosetas.

El  palacio  de  los  Marqueses de  Torreorgaz se  abre  a la  plaza  con  aplomo  y  austeridad. Escasos  vanos asimétricos ocupan la planta baja, contrastando con  la apertura  inaccesible de seis repetidos balcones de cantería levemente moldurada.

image027La fábrica del edificio es de mampostería de pizarra, a excepción de las esquinas (en una de ellas encontramos una ventana lobulada en ángulo, siguiendo el modo de hacer característico de la región) y la portada, que eleva verticalmente los sillares para soportar sobre la adintelada puerta, dos escudos emblemáticos con las armas de los Aponte, Aldana, Zúñiga, Rocha y Ovando, que fueron los nobles moradores de esta casa. Hemos de resaltar,  por último, la buena traza de su escalera  principal, los frescos de alguna habitación, que han sido encalados, y las monumentales chimeneas.

El palacio de los Roco-Campofrío fue realizado para una de las familias mejor documentadas de Alcántara. Participaron en la conquista de la villa y estaban vinculados al Condado de Urgel .Presenta una fachada recia, magnífica, equilibrada y orgullosa, que nos habla del sueño de una noble familia dedicada a la cría de ganado  y el comercio de la lana, que no pudo finalizar su proyecto.

La portada divide simétricamente  la composición,  dispuesta en  tres  pisos, con  tres vanos a cada  lado.  La estructura  central  se  abre  en  el piso  bajo  de  forma grandilocuente ,  siendo enmarcada con dos soberbias columnas de orden toscano que sostienen un friso clásico de triglifos y metopas,  con  un entablamento para  balcón con dos nuevas columnas del mismo estilo que las inferiores, como prolongación de éstas y con una ligera convergencia hacia el capitel. El remate, en el tercer piso, es de un frontón curvilíneo partido  para  colocar un  escudo  con las armas de los Roco. Los vanos del primer y segundo piso van adornados con frontones triangulares. Las esquinas de esta  granítica fachada van recorridas por pilastras cajeadas.

En la calle llamada la “Llanada” hemos de señalar a la Casa­ Solar de los Barco. Se trata de un palacio del siglo XVII construido por una familia ligada a image029

la Orden Militar. De él sobresale su fachada principal de sillería granítica dividida en dos cuerpos  con cuatro vanos cada uno y con decoración diferente. En todos ellos el ornato no es más que algunas molduras, algún fino liste o un suave abocinamiento. No obstante, sobresale un balcón dispuesto a modo de portada con pilastras laterales cajeadas con capiteles, que sostienen un entablamento en el que se ha colocado el busto en alto relieve de un guerrero, sobre el que vuela un frontón  triangular. En los extremos dos muchachos equilibran la composición. A cada lado del piso alto de la fachada aparecen escudos repletos de elementos heráldicos como yelmos, lambrequines, cartelas y tenantes.

En el interior destaca un peristilo adintelado, de planta cuadrada y dos pisos con columnas de fustes lisos y capiteles-zapatas de influencia salmantina. La decoración del arquitrabe la constituye una talla sobre el granito de rectángulos y círculos.

El patio, de planta casi cuadrada, está compuesto por tres columnas en cada lado, que sostienen capiteles-zapatas y éstos, a su vez, soportan el dintel. En la planta superior rodea el patio una balaustrada.

La azulejería de los zócalos es de la segunda mitad del siglo XIX. La falta de documentación sobre el edificio impide que se pueda fechar exactamente, aunque por sus características puede ser del último tercio del siglo XVI.

EVENTOS CULTURALES

En la población, al lado del Conventual de San Benito,  se celebra todos los años el Festival de Teatro Clásico de Alcántara, un evento cultural que se inició en el verano de 1984 y que se ha convertido con el paso de los años, en todo un clásico, junto al de Almagro  de los festivales de verano en España.

 Alcántara junto al mencionado Festival, cuenta con un mercado medieval, evento durante el cual se presentan al público diversos artículos alimenticios (panes, quesos, vinos, embutidos) y de uso doméstico (jabones, perfumes, cosméticos) elaborados de manera artesanal; sus participantes van vestidos al modo medieval.

FESTIVIDADES.

Romería de la Virgen de los Hitos. La Virgen de los Hitos es la Patrona de Alcántara, Mata de Alcántara y Villa del Rey. Cuenta la leyenda image030que la Virgen se apareció a unos pastores en una encina qué está al lado de la actual ermita y se conserva todavía con un hueco en el medio, que es donde sucedió. Se celebra la romería de la virgen el fin de semana más próximo al 25 de marzo a la que acuden muchos vecinos de los pueblos de la comarca.

San Pedro de Alcántara.

Patrón de Alcántara y de Extremadura y nacido en la localidad. Fue confesor de Santa Teresa de Jesús. Fundador de cantidad de conventos, entre ellos los de San Pedro de los Majarretes, El Palancar y Arenas de San Pedro, donde falleció y descansan sus restos Su festividad se celebra el 19 de octubre. Aunque la fiesta como tal comienza la víspera, con el encendido de hogueras,  explosión de petardos y hay costumbre de tiznar las caras con una corcha quemada previamente, y comida de uno de los platos típicos de la localidad:"Migas Extremeñas".

GASTRONOMIA.

image031Entre los platos típicos de Alcántara se encuentran las migas, la caldereta de cordero, la chanfaina, la Perdiz a la moda de Alcántara, las sopas de trapo y de tomate, las patatas a lo pobre, los repápalos con leche, el cochifrito de patatas, el arroz con patatas y bacalao, las puchas y las mormenteras, hechas con almendras y miel.

Cuentan las crónicas, que los Caballeros de la Orden de Alcántara tenían uno de los recetarios más extenso y exquisito de la cocina de su época, el cual hicieron suyo los franceses cuando invadieron la localidad durante la Guerra de la Independencia, por ello la Perdiz al Modo de Alcántara se ha convertido en un plato típico francés.

A.E.A.

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